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    Personas que lloran en sus cumpleaños

    Gustavo Yuste

    Paisanita Editora

    -



    Miércoles 08/08:






    Nunca fui uno de esos tipos que pudiera tener un diario personal o un anotador donde escribir ideas sueltas, pensamientos o planes a futuro. Siempre me conformé con algún papel suelto para garabatear las dos o tres palabras claves. Es justamente por eso que me sorprendió que Nati viniera hoy a regalarme un cuaderno. Si bien la excusa es que una de sus amigas hizo un taller de encuadernación y ahora intenta vender estos libros en blanco —pero con una tapa hecha a mano de una forma un poco desesperada—, un silencio incómodo se formó al instante. Creo que Nati vio mi cara de confusión. Esa que pongo cuando no le encuentro sentido a las cosas, y por eso se apuró a contarme la historia detrás de este regalo inesperado. Le di un beso y le dije gracias de la forma más tierna que pude, pero creo que no la convencí.


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    Nunca fui uno de esos tipos que pudiera tener un diario personal o un anotador donde escribir ideas sueltas, pensamientos o planes a futuro. Siempre me conformé con algún papel suelto para garabatear las dos o tres palabras claves. Es justamente por eso que me sorprendió que Nati viniera hoy a regalarme un cuaderno. Si bien la excusa es que una de sus amigas hizo un taller de encuadernación y ahora intenta vender estos libros en blanco —pero con una tapa hecha a mano de una forma un poco desesperada—, un silencio incómodo se formó al instante. Creo que Nati vio mi cara de confusión. Esa que pongo cuando no le encuentro sentido a las cosas, y por eso se apuró a contarme la historia detrás de este regalo inesperado. Le di un beso y le dije gracias de la forma más tierna que pude, pero creo que no la convencí.


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